La semana pasada HARITZALDE denunció la tala realizada detrás de la Ikastola Ekintza. Hemos estado recabando datos: la tala coge casi 2,5 ha; se ha abierto 1 km de pistas; el bosque estaba protegido; han talado robles centenarios; la ladera presenta ahora un elevado peligro de erosión y pérdida de suelo; han realizado los trabajos en plena época de reproducción de la fauna; alto impacto paisajístico, siendo apreciable desde la misma Concha. La zona dañada es terreno rural, no urbano, por lo que debía haber sido autorizada por la Diputación Foral de Gipuzkoa, a quien compete la gestión de los montes. Por tanto, carecían de los permisos correspondientes para la realización de los trabajos que han ocasionado semejante destrozo.
Estamos por garantizar la seguridad de las personas, pero no nos parece que lo ocurrido vaya por ese camino. Una cosa es cortar o podar los árboles y ramas que tiene peligro de caída, realizando trabajos de limpieza y estabilizando la parte baja de la ladera que hay detrás de la Ikastola, y otra muy distinta el desastre realizado, que no ha hecho más que aumentar el riesgo de corrimientos. Todo el terreno talado a matarrasa, habiéndose cortado árboles que estaban a casi cien metros de la Ikastola. Esos árboles sujetaban el terreno evitando corrimientos. Otro dato, si el objetivo era evitar riesgos y con esa excusa los trabajos se debían realizar durante las vacaciones de Semana Santa, ¿cómo es posible que hubiera maquinaria pesada trabajando en la ladera del monte a la vuelta de las vacaciones, mientras los niños estaban en la Ikastola? ¡Menuda irresponsabilidad!
El Ayuntamiento de Donosti ha sido el responsable directo de esta lamentable situación. Ordenado por el Concejal de Urbanismo, don Enrique Ramos, se envió a los propietarios de los terrenos la orden de cortar todo el arbolado en una franja de “unos 50 m.” en la trasera de la Ikastola. Resulta inexplicable, teniendo en cuenta que el arbolado y la parcela en cuestión estaban protegidas. Sin embargo, el Ayuntamiento de San Sebastián ordenó la tala de una manera no muy concisa, sin condicionado y sin recordar a los propietarios sus obligaciones legales para ejecutar la orden. Tampoco se previó el seguimiento y la vigilancia de los trabajos.
¿El Ayuntamiento y los propietarios han actuado de manera irresponsable? ¿Es cuestión de incompetencia y desidia? o ¿tenemos que empezar a elucubrar en teorías conspiratorias? Que los actores implicados sean Urbanismo del Ayuntamiento, BBVA y la empresa Sociedad de Ingeniería, Desarrollos Urbanísticos y Promociones S.L, no ayuda demasiado en pensar en negligencias. Queremos creer que todo ha sido fruto de la negligencia, la incompetencia y la casualidad, aunque esto también nos parece enormemente grave.
Lo que pide Haritzalde.
Que se detenga definitivamente la tala y que se revegete la ladera lo antes posible, es decir, el próximo invierno.
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Que se restauren lo antes posibles las pistas abiertas.
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Que se realice el estudio técnico pertinente para minimizar el riesgo de desprendimiento, pero siempre teniendo en cuenta que la parcela afectada está protegida.
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Que se abran expedientes sancionadores tanto desde la Diputación Foral de Gipuzkoa, como desde el Ayuntamiento y que se aplique a los propietarios una multa ejemplarizante y proporcional al daño causado.
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Que se mantenga el nivel de protección de la parcela en su totalidad.
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Ante la gravedad de lo acontecido, pedimos la dimisión del Concejal Delegado de Urbanismo, Enrique Ramos. Asimismo, solicitamos que se abra una investigación interna.
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Pedimos a la Fiscalía que investigue los posibles delitos.
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